Cinco discos de Shoegaze en español que no te puedes perder

El Shoegaze es un estilo de música que se caracteriza por el uso de atmósferas densas, guitarras saturadas con numerosos efectos, especialmente delays, y voces murmuradas, melancólicas, a veces casi recitadas y normalmente acompañadas de una gran reverberación. El nombre proviene del término shoegazing, que es cómo se nombró al gesto característico que tenían los guitarristas de este tipo de grupos, esto es: mirarse los zapatos fijamente. O lo que es lo mismo, estar siempre atentos a los pedales de la guitarra.

Una de las consecuencias más evidentes de este tipo de producciones es que las letras son difíciles de comprender a la primera escucha. No tanto por su oscuridad poética sino porque la densidad sonora hace que la voz se escuche en segundo plano, como un instrumento más. No obstante, os aseguro que estos discos que vamos a ver están en español. Otro aspecto de importancia es que el Shoegaze y el DreamPop son caras de la misma moneda. A nivel sonoro se apoyan en los mismos preceptos, aunque la categorización entre uno y otro se suele basar en cuánta «suciedad» (ruido, efectos, distorsiones) tiene la mezcla.

5. Canciones para mis Amigxs – Las Olas

Comenzamos desde lo más profundo del indie chileno, probablemente la escena indie en español más potente y con menos complejos.

Las Olas se separaron en 2016 pero nos dejaron uno de los sencillos más interesantes de Shoegaze. Coqueteando con el Punk, el noise pop y el ñoño pop, Canciones para mis Amigxs relata con melancolía adolescente el paso a la madurez, una lucha interna por mantener la inocencia en un mundo oscuro que no se termina de comprender. Sus letras son simples, pero crean poderosas imágenes que recuerdan a los poemas del movimiento Alt Lit, ese estilo poético característico de los poetas milénicos en el cual no se recurre a rebuscadas metáforas sino que con un lenguaje coloquial las cosas se dicen como son, ocultando al mismo tiempo el verdadero sentido de las palabras.

Pero entre el ruido de las máquinas que pesan sobre el suelo y [el] humo negro de la ciudad que sube por los cerros, allá ,entre medio brilla, lo que tenemos.

Sin embargo, lo que hace a este disco más interesante todavía es la producción, la cual no deja indiferente. Canciones para mis Amigxs tiene una producción lo-fi, un sonido maquetero que a los menos acostumbrados puede echar para atrás, pero que a los fanáticos de este tipo de sonoridad, como yo, les fascinará debido a los cuidados arreglos de guitarra que tiene todo el álbum. A pesar de lo que pueda parecer, esa sonoridad es totalmente intencionada y se nota en el equilibrio que tiene toda la mezcla, algo que no suele ocurrir en las maquetas de verdad (de hecho, la maqueta del disco se puede encontrar por internet fácilmente). Otro elemento que sobresale notablemente es la voz de Camila (actualmente en Chica King Kong), una voz que juega con lo infantil pero que contrasta a la perfección con el resto de los instrumentos. Para muestra, la que para mí es la mejor canción del disco: «Me dices que es fácil».

https://www.youtube.com/watch?v=tISGK8t1U1w&ab_channel=AlejandroOrtiz

 

4. Psiconáutica – Linda Guilala

Linda Guilala fue formado en 2005 por Iván González y Eva M. López tras la separación de su anterior grupo Jupiter Moon, aquel grupo de ñoño pop o punk/pop conocido especialmente por su canción «Volverás» (la cual a priori crees no conocer hasta que la escuches).

Psiconáutica es un disco sobre desequilibrios mentales desde un punto de vista introspectivo. Un viaje hacia el centro de uno mismo, la intensa e infinita batalla por ser normal. Sólo por eso, por desarrollar un tema tan interesante y hacerlo además a través del sintagma del propio disco en unos interludios magníficos, ya se merecen ser mencionados. Las canciones, algunas con nombres de disfunciones (Anascástico, Sinestesia, Fobia Social), otras con sus causas y consecuencias (Alcaloide, Monstruo, Cayendo); son un buen ejemplo de cómo se ha de explotar el concepto de un disco hasta dotarle de un discurso unitario y cohesionado, algo cada vez más necesario en el mundo de la música.

Las letras de Psiconáutica hablan para uno mismo, para que el oyente las sienta como suyas, con un lenguaje sencillo y directo. Reproches frente al espejo, pensamientos intrusivos, serendipias internas y mucha autoterapia. Frases que podrían estar escritas en un diario personal o que se van repitiendo en la cabeza como un mantra.

No es todo malo, lo que habita dentro de mí. También hay agua y cosas nuevas que pueden hacerme feliz.

La producción se aleja del amateurismo que nos podemos encontrar normalmente en los discos Shoegaze. Sonoridades y ambientes muy cuidados, distorsiones de guitarra chillonas pero colocadas al fondo de la mezcla dando mucha profundidad, una voz femenina dulce pero enérgica y, por encima de todo, un uso magnífico de los sintentizadores, que en muchos casos toman como referencia los sonidos de los setenta y ochenta. Una producción que falla, si acaso, por no haber tomado riesgos y no explotar en ella más el discurso del disco. Es decir, al igual que en el sintagma el formato disco se rompe en pro del discurso, quizás era necesario romper los moldes estilísticos y compositivos con el fin de sublimar la narrativa. No obstante, es un gran disco que merece la pena tener siempre a mano.

3. En el Cielo del Océano – Silvania.

Silvania surgió en 1991 de la mano de Mario y Cocó, dos jóvenes músicos peruanos que vinieron a España a enseñarnos qué era eso del ambient, el pop y el shoegazing. El Cielo del Océano es un disco evocador e impresionista en el que la batería y el bajo soportan estructuralmente todo un techo de sintetizadores y guitarras, muros de ruidos que suben y bajan, que vienen y van, como las olas en el mar o las nubes en el cielo. Dentro de ese edificio vaporoso y etéreo una voz susurrada recorre como el viento sus habitaciones trayendo consigo letras poéticas, muy poéticas, con crípticos pero luminosos mensajes sobre el amor y la Naturaleza.

Lo sé, me he puesto muy vehemente, pero el disco lo merece. A pesar del ruidismo por el que aparece en esta lista, la producción se dirige más hacia el ambient y el dreampop al bajar el nivel de las guitarras sobredistorsionadas relegándolas a un segundo plano. Es ese segundo plano, eso que ocurre en la parte más profunda de las canciones, lo que hace de este disco algo espectacular. Una clase magistral de cómo se ha de mezclar un disco de estas características. Y no escribo más de ellos porque son los padres del Shoegaze en español y, por tanto, su música habla por sí sola.

2. Plantas de Interior y Álbum – Karen Koltrane

Karen Koltrane fue uno de esos felices hallazgos musicales que sabes que te van a acompañar mucho tiempo. Un grupo que se te mete en las entrañas a través de tus orejas y te va parasitando lentamente como una solitaria, aunque en el buen sentido. Con gusto.

Ángel Valiente es el loco que ha ideado este proyecto de Shoegaze electrónico en el que las guitarras densas y saturadas son sustituidas por sintentizadores igual de densos y saturados. Ritmos y arpegios obsesivos, densidad sonora pesada y oscura, y una voz susurrada que te hace entrar en trance. Se sale de lo habitual y para los más puristas nunca podrá considerarse shoegazing (le faltan guitarras), pero si se siente, se escucha y hasta huele a shoegaze, yo lo tengo claro.

Considero que Plantas de Interior y Álbum forman parte del mismo disco, aunque haya entre ellos tres años de diferencia y una gran evolución, de ahí que los coloque en la misma posición. Al fin y al cabo, comparten compositor, músicos, estilo y productor (Joaquín Pascual), por lo que me puedo permitir la licencia.

y a veces pienso: si esto es agua,
tiene que haber una manera 
[de] que no me tenga que mojar. 

Apoyadas en una música muy bien producida, la voz tiene unas melodías pegadizas y una articulación muy interesante; sin embargo, y quizás es donde falla el proyecto, las letras no terminan de funcionar. No son malas, hay ingenio y mensaje, pero que sea un cancionero sin más, sin una narrativa clara, hace que pierda puntos en el balance global -quizás por eso no me importa poner los dos discos juntos-. Todo ello se compensa con la música y el sonido, que son una genialidad. Si hubiera que destacar algo que los hace únicos sería el uso del arpegiador monofónico, tanto en los trémolos a una nota característicos de estos aparatos como en los arpegios normales.

1. Dobles Fatigas – Los Planetas

Los Planetas iban a estar los primeros de esta lista pasase lo que pasase. Se me veían los hilos y se olía la tostada. Por ello, y por terminar mal la lista, no escojo Una Semana en el Motor de un Autobús, ese lo reservo para la lista de mejores discos españoles. En cambio, pongo sobre la mesa Dobles Fatigas, un Ep. con entidad propia, que no es un MaxiSingle ni nada de eso.

Los Planetas, para quien no lo conozca, es uno de los grupos más importantes dentro de la escena alternativa española. Granadinos, reservados, geniales, flamencos, rockeros y pasados de vueltas. Jota, el cantante, y Florent, el guitarrista, han protagonizado, con sus encuentros y desencuentros, una de las relaciones (musicales) más interesantes y provechosas de la música española. Son, en esencia, mitológicos. Su música es la perfecta quimera entre el pop, el rock, el shoegaze y el flamenco, y seguramente mucho más (¡Y eso que en directo no son especialmente buenos!). Sus letras recogen desamores, drogas y cierta crítica social, o recopilan canciones folclóricas, versos del simbolismo francés o desarrollan conceptos de sociología, y seguramente mucho más. Un torrente de creación e inspiración que no suelen fallar. Pero vayamos a Dobles Fatigas.

Después de cinco años desaparecidos, quizás por las críticas que recibió su anterior disco, Una Ópera Egipcia, Los Planetas volvieron y lo hicieron con un Ep. que condensaba y sublimaba toda su carrera. La mala leche de sus primeros discos en «El Duendecillo Verde», el desamor extremo en «Motores de Combustión», y las influencias flamencas de sus últimos discos. Cinco años esperando para diecisiete minutos de cinta, pero una cinta redonda. Seré sincero: no es una genialidad, sin embargo, es un Ep. que funciona de principio a fin y, aunque hay mejores discos en esta lista, fuera de ella e incluso en su discografía (el ya nombrado Una Semana… o Súper 8); aquí estamos para descubrir discos interesantes y más o menos desconocidos, y éste lo es. Seré más sincero todavía: traigo este disco porque en él se encuentra la que considero la mejor canción de shoegaze en español: «Motores de Combustión».

«Motores de Combustión» es genial. Esa densidad ambiental, esos gritos electrónicos y eléctricos que se oyen en su precisa profundidad, ese ritmo pesado de la batería que te hace desconectar de todo y esa letra adolescente y derrotista propia de Los Planetas. Parafraseando a Phil Spector cuando hablaba de su muro de sonido, Motores de Combustión es un enfoque wagneriano para el rock, una pequeña sinfonía para adolescentes.

Y con esta canción y su genial analogía final terminamos («Le echaste gasolina a mi coche diésel y fui yo quien tuvo que pagar la reparación»), con mucho ruido y muchas nueces. Si os habéis quedado con ganas de más, os dejo una lista de spotify hecha por mí con muchos más grupos y canciones en este estilo en español.

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